Alrededor de 75% de la deforestación mundial se produjo antes de la revolución industrial. Una sociedad cazadora de no más de dos millones de personas casi llevó a la extinción de los grandes mamíferos de América del Norte en el pleistoceno tardío, época en que los seres humanos quemaban y destruían bosques en todo el continente. En realidad, al contrario de lo que parece decir el sentido común, las tecnologías utilizadas por nuestros antepasados ​​para satisfacer sus necesidades alcanzaban un nivel de vida muy inferior al actual, con un impacto per cápita mucho mayor sobre el medio ambiente. De modo que, a menos que haya una mortalidad masiva, cualquier intento de reconciliar a la humanidad con la naturaleza, recurriendo a tecnologías similares a las primitivas, resultaría en un desastre inapelable desde el punto de vista ecológico y humano.